DESCANSE EN PAZ, RICARDO PÉREZ LLORCA

Texto de Herme Cerezo Cuando le conocí, Ricardo Pérez Llorca era el hombre de las ocho y media. Llegaba a la federación de la calle San Vicente cuando los demás nos íbamos. Siempre apresurado, con su bolso de mano y el cigarrillo encendido. Venía del Guillem Tatay, el colegio del que fue administrador toda su